Andando y desandando, nos topamos con lo que será nuestro hogar. Hotel Central Palace.
Ubicado en una pequeña bocacalle que daba a la avenida Bab-Agnaou, una de las calles principales cerca de la plaza, en la que se podía tomar un té en las terrazas de varios cafés bastante modernillos y también comprar unos deliciosos dulces en una de las pastelerías más famosas, Pâtisserie des Princes.
Nuestro hotel más bien se asemeja a un Riad (casas típicas marroquíes con un patio interior alrededor del cual se encontraban las habitaciones, ahora muchas de ellas se han convertido en hoteles debido al encanto y exotismo que llama la atención de los extranjeros).
Cogemos una habitación básica con cama y lavabo, las duchas y el retrete quedaban fuera pero no importaba porque no pasaríamos mucho tiempo alli, además es una buena opción para presupuestos ajustados como era nuestro caso., 150 dirhams lo que viene a ser 15 euros la noche,está bastante bien.
Las paredes del hotel eran de baldosa de estilo marroquí, el patio con su fuente en el centro y una hilera de plantas de varios tipos daban un aire ajardinado y natural, creo recordar que tenía tres pisos, en la de arriba se encontraba la cocina, un salón restaurante y la terraza con unas vistas espectaculares, la torre Koutoubia presidiendo en lo alto.